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SIBO: síntomas, detección y diagnóstico e indicaciones a seguir

21 septiembre 2023

¿Qué es el SIBO?

El Sobrecrecimiento Bacteriano en el Intestino Delgado, más conocido como SIBO por sus siglas en inglés (Small Intestinal Bacterial Overgrowth), es una enfermedad referida a una gran presencia anormal de bacterias en el intestino delgado. Bacterias que normalmente se encuentran en el intestino grueso.

 
 

El concepto de SIBO, ha tenido una mayor repercusión en los últimos años gracias a las redes sociales. A través de esta vía, hay multitud de personas que han expuesto sus propias experiencias con la patología, acrecentando el interés por conocer más acerca de la enfermedad, y suscitando a su vez un aumento de asistencia médica en busca de la confirmación del pronóstico.

¿Cómo saber si tengo SIBO?: síntomas más comunes

El SIBO puede manifestarse de múltiples formas y estas pueden variar de un paciente a otro. A continuación exponemos los síntomas más comunes:

  • Distensión abdominal: desagradable hinchazón y aumento de tamaño del abdomen debido al exceso de bacterias en el intestino delgado.
  • Pérdida de apetito.
  • Dolor abdominal: hinchazón o molestia en la zona indicada.
  • Flatulencias: el SIBO puede producir un exceso de gases debido a la fermentación de los alimentos no digeridos por las bacterias en el intestino delgado.
  • Diarrea crónica o intermitente: este síntoma está relacionado con la dificultad de absorción de los nutrientes de los alimentos ingeridos, debido al exceso de bacterias en el intestino delgado.
  • Estreñimiento: algunas personas que padecen esta patología, pueden desarrollar este síntoma debido al desequilibrio bacteriano existente, que afecta la motilidad intestinal y dificultad de evacuación adecuada de los desechos.
  • Pérdida de peso sin causa aparente: hay pacientes que experimentan una bajada de peso no atribuible a motivos que lo expliquen. Este síntoma se debe a la malabsorción de nutrientes característica de los individuos con SIBO.
  • Malestar general: sensación de incomodidad global, fatiga o debilidad.
  • Reflujo ácido: la fermentación bacteriana puede provocar eructos frecuentes y contribuir al reflujo ácido.
  • Náuseas y vómitos: pueden aparecer en algunos casos en los que la sobreproducción de gas y la inflamación intestinal son graves.
  • Intolerancia a algunos alimentos: tener SIBO en ocasiones conlleva a experimentar intolerancia a ciertas comidas.

Debido a la gran variedad de síntomas que el SIBO puede presentar, es necesario su diagnóstico a través de pruebas específicas de detección de la enfermedad.

Pruebas de detección y diagnóstico

Existen diferentes métodos para la detección del SIBO:

1. Prueba de hidrógeno en aliento: también llamada prueba de aliento o test de lactulosa, este procedimiento es uno de los más comunes para detectar la presencia de la enfermedad gastrointestinal. Su puesta en práctica conlleva una serie de pasos a seguir:

  • Antes de realizar la prueba: el paciente deberá llevar una dieta especial durante un periodo de por lo menos 24 horas. Además, deberá mantener ayuno la noche antes de hacer la prueba, con el fin de reducir la concentración basal de gases en el aliento.
  • Muestreo de aliento: esta parte del proceso consiste en soplar en un dispositivo especial para medir la concentración en hidrógeno y metano en tu aliento basal.
  • Ingestión de carbohidratos: se pedirá a la persona susceptible de tener SIBO, consumir una solución con una cantidad determinada de carbohidratos no absorbibles, como la lactulosa o la glucosa.
  • Seguimiento del aliento: se tomarán distintas muestras con intervalos de por medio de 15-30 minutos con la finalidad de medir la cantidad en hidrógeno y metano tras la ingesta.
  • Resultados: los resultados serán positivos en caso de que los niveles de hidrógeno y metano aumenten de forma significativa durante la prueba, pudiendo indicar la presencia de SIBO.

2. Aspirado duodenal: esta prueba es más invasiva, compleja, costosa e incómoda que la anterior. El procedimiento a seguir en este tipo de casos es el siguiente:

  • Endoscopia: se introduce un endoscopio desde la boca hasta el duodeno, donde se extrae una muestra para pasar a su análisis.
  • Muestreo: el líquido recogido podrá darnos datos sobre la presencia o aparición de bacterias en exceso.

3. Prueba de análisis de ADN de materia fecal

Esta vía está aún en desarrollo, pero resulta potencialmente posicionada como una práctica prometedora en la detección del SIBO.

El método que utiliza se basa en la extracción de una muestra de las heces del paciente, para posteriormente analizarla y determinar si existen marcadores genéticos de bacterias específicas en la materia de investigación.

¿Qué indicaciones debes seguir si tienes SIBO?

Existen una serie de pautas para la gestión y tratamiento del SIBO que pueden mejorar significativamente tu calidad de vida. Aquí te dejamos alguna de ellas:

  • Consulta a un profesional de la salud experto en el tema: un gastroenterólogo o un especialista en enfermedades digestivas será fundamental para obtener el diagnóstico y enfocar individualmente las pautas de actuación a seguir. 
  • Tratamiento con antibióticos: es probable que tras el resultado positivo en pruebas de detección de SIBO, se receten antibióticos específicos para actuar contra la enfermedad.
  • Dieta especial: esta parte es fundamental para la gestión del SIBO. Un dietista o nutricionista especializado en trastornos gastrointestinales te ayudará a adaptar tu alimentación y a crear un plan dietético personalizado para este tipo de situaciones.
  • Suplementos nutricionales: la malabsorción de nutrientes debido al SIBO suele provocar déficit de vitaminas y minerales específicos, como por ejemplo, la vitamina B12 o hierro.
  • Revisiones periódicas con tu médico: servirá para evaluar el estado de la enfermedad y poder ajustar la medicación en caso de ser necesario. Es importante programar estas citas de seguimiento como método de prevención y evitar así posibles recaídas o retrocesos.
  • Gestión del estrés: el estrés puede afectar negativamente a la salud gastrointestinal. Es recomendable controlar los momentos de estrés con actividades que ayuden a ello. Ejercicios como la meditación, el yoga, o la terapia cognitivo-conductual, ayudarán a mejorar los síntomas del SIBO.

 

Recuerda que el SIBO es una afección tratable y manejable. Con la ayuda y apoyo de profesionales de la salud y la implementación de las estrategias adecuadas, es posible recuperar la salud intestinal y mejorar tu bienestar general.

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