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Nueva manera de comunicarnos: Fatiga en videollamadas

23 junio 2021

El teletrabajo implica entre uno de sus aspectos más significativos el utilizar medios de comunicación como las videollamadas, y como todo tiene cosas positivas y otras no tanto, como la fatiga. Planteamos algunos aspectos a tener en cuenta y estudiados en la Universidad de Standford (VHIL) por el profesor Jeremy Bailenson.

Nueva manera de comunicarnos y produce fatiga en las videollamadas

Bailenson plantea cuatro consecuencias de la utilización de las videollamadas de una forma habitual, y que provoca lo que se denomina “fatiga del zoom”.

A continuación, se plantean las cuatro consecuencias y algunos aspectos que pueden ayudarnos a mejorar estas situaciones:

 1. Se da una cantidad excesiva de contacto visual muy cercana e intensa con las personas que estamos llevando a cabo la videollamada

En reuniones presenciales, lo habitual es no mirar al orador de forma continua, podemos tomar anotaciones, desviamos la mirada momentáneamente. En las videollamadas, todos se miran, lo que puede crear cierta incomodidad e incluso puede llegar a ser algo estresante.

        – Qué hacer: según Bailenson es bueno pasar de pantalla completa a minimizar el tamaño de la cara en pantalla.

2. Verse constantemente uno mismo en la videollamada crea fatiga.

El recibir retroalimentación de uno mismo cuando está hablando, planteando actuaciones a realizar, medidas, temas a comentar… nos provoca una retroalimentación no natural, ya que creamos una valoración de nosotros mismos y esto puede ser sumamente agotador.

– Qué hacer: se recomienda activar el botón de “ocultar vista propia”, al cual se puede acceder haciendo clic con el botón derecho de tu propia foto, cuando el rostro está enmarcado correctamente en el video.

 

3. Las videollamadas reducen de forma muy significativa nuestra movilidad habitual.

Las videollamadas nos obligan a estar constantemente delante de la pantalla, mientras que la comunicación cuando se realiza a través de llamadas telefónicas nos permite movernos. Es decir, la videollamada nos limita el movimiento que según Bailenson nos permite un mejor desempeño a nivel cognitivo.

– Qué hacer: Bailenson recomienda tener en cuenta el lugar desde donde se va a llevar a cabo la videollamada, ver dónde se encuentra colocada la cámara y si elementos como un teclado externo pueden ayudar a crear distancia o flexibilidad.

Por ejemplo, una cámara externa más alejada de la pantalla te permitirá caminar y hacer garabatos en reuniones virtuales como lo hacemos en reuniones reales. Así como apagar el video durante las reuniones es una buena regla básica para los grupos, solo para darse un breve descanso no verbal.

4. La carga cognitiva es mucho mayor en las videollamadas.

Bailenson señala que en la interacción habitual cara a cara, la comunicación no verbal es bastante natural y cada uno de nosotros hace e interpreta de forma natural gestos y señales no verbales de forma subconsciente. Pero en las videollamadas, tenemos que trabajar más para enviar y recibir señales. Si quieres mostrarle a alguien que estás de acuerdo con ella, debes asentir exageradamente o levantar el pulgar.

– Qué hacer: cuando tengamos reuniones prolongadas es importante poder apagar la cámara y estar sólo con el audio, esto nos permitirá apartarnos físicamente a la pantalla y poder hacer movimientos y estiramientos que puedan ser necesarios en momentos determinados.

 

Teniendo en cuenta la importancia que pueden tener los diferentes aspectos investigados y analizados por Bailenson, también hay alguna cuestión en las videollamadas que crean cierta preocupación. Hasta antes de la pandemia la comunicación y relación con las personas, equipos y grupos, se ha planteado con una interacción mayoritariamente directa (presencial), creando una serie de “normas” que ayudan a la interacción entre las personas.

Con la llegada de la videollamada de forma masiva, se dan situaciones como: participantes que hablan por teléfono, contestan mails, realizan lecturas, personas que se levantan y pueden volver o no, personas que se ve que están hablando (no en el equipo), cámaras apagadas en todo momento… Todo ello crea cierta incomodidad en el nuevo tipo de comunicación y debería establecerse cierto orden.

Otro aspecto a destacar es la reducción de manera drástica en la comunicación no verbal que se produce en las videollamadas, la que siempre nos ha proporcionado un plus destacado y que a través de la pantalla pierde gran parte de su importancia.

¿Crees que sería necesario establecer unas normas en la nueva comunicación o todo vale? Te leemos en comentarios.

 

Antonio Diéguez Loscos, Responsable en la especialidad de Psicosociología Aplicada

personas realizando videollamadas

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